martes, 3 de agosto de 2010

Los cuadernos de Don Rigoberto (1997)


Empiezo esta entrada con la aclaración de que probablemente mi actitud hacia este libro está influida por el hecho de que no leí la primera obra, Elogio de la madrastra. De hecho, no sabía que Los cuadernos de Don Rigoberto era su continuación hasta el momento en que terminé de leerlo. Por lo tanto, eso explica por qué varias preguntas quedaron sin respuesta.
Esta obra explica profundamente la vida del personaje que le da nombre, así como de su esposa Lucrecia y su hijo Alfonso. A través de las páginas se exponen sus pensamientos, temores e incluso opiniones sobre temas cotidianos. Encontré estos escritos bastante ricos y certeros.
Otro punto a favor es la gran creatividad en el aspecto erótico. La idea de mezclar el arte fino y el placer es bastante original, convirtiendo el acto físico en un festín para los sentidos (y el intelecto).
El problema fue que el excesivo hedonismo y promiscuidad de los personajes terminaron por aburrirme; sin mencionar que los hábitos del niño me parecieron perturbadores. Conforme avanzaba la lectura, la trama se volvía cada vez más predecible y tediosa (tomando en cuenta que es un libro largo, dificultó mucho el terminarlo). Considero que se pudo enriquecer aún más la historia (por ejemplo: mostrando las consecuencias de ese estilo de vida tan particular).
Una duda aún mayor: ¿Por qué todos mostraban una actitud tan pasiva ante situaciones críticas?
Como mencioné al principio... Muchas preguntas sin respuesta.
Definitivamente no es una obra que volvería a leer... A menos que consiga Elogio de la madrastra.

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